La situación de la Inseguridad Alimentaria en Colombia hoy se puede entender a partir de los procesos de desplazamiento por la violencia en el país. Debido a que diariamente, miles de personas de origen rural deambulan por las ciudades, con el peso de la incertidumbre de alimentarse y sobrevivir con su familia en el futuro inmediato. Debido pues a la magnitud de la crisis humanitaria las informaciones sobre necesidades socio-económicas de la población desplazada son fragmentarias y muy poco claras.
Una persona o familia obligada a desplazarse ha debido dejar su casa, su tierra, su base de producción, su empleo y cortar sus raíces sociales y comunitarias. Esta persona sufre profundamente una violación de sus derechos humanos: el derecho a la vida, la libre circulación, la vivienda digna, la educación, la salud, la propiedad privada así como el derecho a los alimentos adecuados. El desplazamiento forzado trae consigo la inseguridad alimentaria afectando principalmente mujeres y niños, siendo en muchas ocasiones las mujeres como jefas del hogar encargadas de la generación de ingresos como de velar por el hogar. Sumándole las mínimas oportunidades de empleo y los bajos ingresos, como también la dificultad para acceder a servicios básicos y alimentos adecuados.
En primer lugar, la ayuda alimentaria brindada a una población vulnerable y/o desplazada por los diferentes organismos en el país resuelve a corto plazo una insuficiencia de alimentos. Pero no tiene por si sola una salida sostenible hacia la seguridad alimentaria de una familia. En esta primera fase de emergencia, la ayuda alimentaria se justifica, sin duda, para superar el hambre inmediata de una población en una situación extrema. Dejando de lado el eje fundamental, que es, la no generación de ingresos por parte de los miembros de la familia encargados de la alimentación de los menores, los cuales observan la disminución de la canasta familiar y finalmente deben reducir el numero de veces que comen diariamente por falta de dinero para comprar los alimentos, lentamente el impacto en los aspectos de la vida cotidiana en las familias desplazadas se va acentuando y se va manifestando en niveles altos de deserción escolar en la población desplazada, la búsqueda de un refugio en áreas marginales de medianas y grandes ciudades dispersándose en comunidades pobres dentro de su ya compleja problemática, lo que conlleva reafirmar que el 80 % de las personas desplazadas buscan refugio en asentamientos subnormales.
